
Frutiger LT Std, 16pt (fuente de la fotografía: picasaweb.google.com)
Este artículo debería empezar y acabar con la cita que aparece acompañando a su fotografía, pues es ésta la síntesis del pensamiento del bueno de Frutiger. Pero para que no quede tan pobre el artículo situaremos de algún modo a este personaje en el panorama tipográfico. Diremos que este suizo (suizo, por supuesto) es uno de esos tipógrafos que han marcado un hito en el estudio de la tipografía. Adrian Frutiger ha centrado habitualmente su labor en conseguir tipografías fáciles de leer, cómodas, que no lleguen a desorientar al lector.
Rápido repaso a su carrera, para que el propio trabajo de Frutiger sea su carta de presentación: aprendiz en la imprenta Otto Schaeffli, trabaja para la fundición Deberny & Peignot, diseño de la imagen corporativa de Swiss Post, señalítica del aeropuerto Charles de Gaulle (recordemos que previamente este fue trabajo de Eric Gill), catedrático en l’Ecole Estienne y en la Ecole Nataionale Supérieure des Arts Décoratifs, escritor para Gustavo Gili, consultor de IBM y de la fundición Stempel, también trabajó para Linotype; y todo esto sin contar con su larga lista de premios por su función. A partir de aquí podemos centrarnos en su carácter de tipógrafo.
Como buen compositor, Frutiger ha dotado a sus letras de armonía y belleza. Pero es su carácter funcional el que mejor define su trabajo. Para nuestro creador el entorno debe hacer a la tipografía, esta debe adaptarse y respirar, sin ahogar al lector y transmitiendo correcta y rápidamente su mensaje. Es por esta cualidad de ser reconocibles en fracciones de segundo lo que ha hecho que las tipografías de este diseñador adornen innumerables señales en autopistas o aeropuertos.
Las rotulaciones deben aclarar y orientar, y con este fin diseñó tipografías distintas a las que se usaban en libros de texto, en los cuales el lector debe sentirse cómodo, con tipografías más abiertas. Pero no sólo para grandes letras ha trabajado Frutiger. Pues también se fue hasta lo más pequeño para crear una tipografía óptima para ser leída en esos minúsculos horarios de los trenes; ahí nació la Vectora.
Frutiger, siendo fiel a su pensamiento pragmático, anima a los nuevos diseñadores a no ser puramente creativos, sino que se fijen en las circunstancias que rodea a la tipografía. Las letras “deben subordinarse al contenido de la lectura”, dice Frutiger. Y no sólo a la lectura humana, añadiremos. Pues el bueno de Adrian diseñó también tipografías para que fuesen leídas por máquinas, como la ya clásica OCR-B, típica en las tarjetas de crédito o los cheques bancarios.
Aunque la auténtica revolución frutiger la encontramos en 1957, cuando Frutiger inventa su obra magna, el tipo Univers. Y no únicamente decimos que fue una revolución por la belleza o la sencillez de la tipografía, sino por incluir, con ella, 21 pesos y anchuras numerados que serían el antes y el después de la nominación tipográfica. A esta numeración se la llama matriz de Frutiger y próximamente le dedicaremos su propio artículo.
Quizás su pensamiento hace que sus letras de fantasía o scripts se vean un tanto forzadas, está claro que el tipo de letra que va con su carácter es el tipo de letra gótica, sin remates, sin adornos, clara y sencilla. Finalizaremos este artículo viendo algunas de sus tipografías, la mayoría de Linotype, y será mejor que cada cual juzgue con sus propios ojos lo grande que este nuestro tipógrafo: Adrian Frutiger.

tipografías diseñadas por Frutiger, 25pt; títulos: Frutiger LT Std, italic, 18pt